Torsión-Dilatación de estomago
Por: Aina Rodriguez Rosell
La dilatación gástrica es una enfermedad frecuente en perros en la que el estómago aumenta mucho de tamaño por la acumulación de gas y de comida. La mayor parte de las veces, el estómago rota sobre sí mismo pasando a llamarse torsión gástrica.
Esta enfermedad es una urgencia ya que no sólo afecta al estómago sino que también al sistemas respiratorio y circulatorio. Al aumentar tanto de tamaño, el estómago deja menos espacio para los pulmones y los vasos sanguíneos se retuercen y no pueden realizar sus funciones correctamente y el animal entra en una situación muy grave.
Los signos que más se ven cuando un animal sufre una dilatación o una torsión de estómago son los intentos de vomitar sin conseguirlo, la gran salivación que aparece, el nerviosismo o la depresión del animal y el aumento de tamaño y el dolor en el abdomen.
En caso de sospechar de esta enfermedad, hay que llevar al perro rápidamente al veterinario para revisarlo, hacerle radiografías para ver cómo está el estómago y estabilizarlo, ayudando a los pulmones y a las venas a volver a funcionar correctamente. En la mayoría de casos, hay que entrar el animal a cirugía para poder vaciar el estómago, dejarlo en la posición original y coserlo en la pared del abdomen para evitar que vuelva a pasar. Algunas veces se puede resolver con una sonda que va de la boca al estómago y que permite sacar el contenido. En todos los casos, el perro tiene que quedarse hospitalizado para medicarse y controlarlo su recuperación.
Los factores de riesgo más importantes asociados esta enfermedad son:
1. Ser un perro de raza grande como un gran danés, un santo garza, un pastor alemán, un setter, un Shar Pei o un basset hound.
2. Ingerir una gran cantidad de comida en una sola comida y de manera muy rápida.
3. Hacer un ejercicio intenso justo después de comer que mueva el estómago.
4. Consumir una dieta seca rica en grasas y aceites, no de muy buena calidad, ya que causa la aparición de mucho gas.
Otros factores importantes son la edad avanzada del animal, la aerofagia (que ingieran mucho aire), comer de cuencos altos y estar demasiado delgado, entre otros. También es importante tener en mente que los animales que han sufrido la enfermedad y ha sido operados pueden volver a padecerla, no en forma de torsión gástrica, ya que el estómago se encuentra unido a la pared del abdomen, sino como a dilatación gástrica y que es igual de grave.
Para evitar la dilatación-torsión gástrica, se recomienda ofrecer comida de buena calidad en pequeñas raciones varias veces al día, evitar el estrés durante la ingesta y restringir la actividad física antes y después de las comidas. A veces, se puede valorar hacer una cirugía preventiva en perros que se consideran que tienen un alto riesgo de padecer esta enfermedad.